Sunday, February 12, 2006

La Psicología de la Felicidad

Por Eduardo Jáuregui

Es el auténtico motor de la historia. Todas las utopías, sean políticas, religiosas, empresariales o personales comparten esta misma finalidad. Cada ser humano la anhela sobre cualquier cosa para sí mismo, y quizá incluso para los demás. Es el nirvana, el paraíso, y el colorín colorado de todos los cuentos infantiles: la Felicidad.

Resulta paradójico, por lo tanto, que sepamos tan poco sobre ella, que los presupuestos de los estados no destinen más fondos, si es que dedican alguno, para estudiarla. Mientras que la Ciencia investiga el genoma y las galaxias hasta producir detalladísimos mapas y códigos, ha permitido que sobre este aspecto tan fundamental de la experiencia humana circulen los más infundados prejuicios, supersticiones y mitos. Así nos va, claro. Afortunadamente, en la última década ha ido surgiendo un movimiento dentro de la psicología que por fin está sometiendo la felicidad a la medición precisa, al estudio empírico y al debate académico del más alto nivel.

La ciencia del desarrollo personal

Durante el siglo veinte, la misión prioritaria de la psicología fue la sanación de las enfermedades de la mente: la depresión, la esquizofrenia, la ansiedad y otras patologías. El desarrollo de las personas “sanas” o “normales” suscitaba poco interés y recibía escasísimos recursos económicos.

Para suplir este vacío académico e intelectual, en los años 60 comenzaron a surgir cientos de libros y sistemas que trataban de guiar a las personas a desarrollar su potencial humano: el pujante mercado de la “autoayuda”. Carentes de metodología científica o pruebas objetivas de su validez, estos sistemas se basaban en disciplinas orientales como el yoga o la meditación, la “sabiduría” de gurús de toda índole, y el sentido común de psicólogos profesionales o amateur. A pesar de sus aparentes limitaciones, el enorme éxito de este sector editorial y educativo hacía intuir que alguna verdad debía hallarse detrás de todo ello.

A lo largo de los años 90, algunos pioneros publicaron los resultados de nuevos estudios que comenzaban a aplicar una metodología más científica a estos temas: libros como La Inteligencia Emocional de Daniel Goleman, Experiencia Óptima de Mihalyi Czikszentmihalyi o Aprenda Optimismo de Martin Seligman. Finalmente Seligman, recién elegido Presidente de la American Psychological Association en 1996, decidió fundar un campo que investigara las emociones positivas sistemática y rigurosamente.

Desde el primer momento, la “Psicología Positiva” tuvo un enorme impacto entre los profesionales de la salud mental, que algunos no tardaron en calificar de “revolución”. Seligman me confesó en una reciente visita a Madrid que muchos psicólogos siempre habían echado en falta esta dimensión de su trabajo: “Llevo muchos años dando conferencias, pero ahora es la primera vez que me sucede que provoco ovaciones verdaderas entre el público, o incluso el llanto de profesionales de la psicología que reconocen una vocación que sienten que se les robó. A muchos psicólogos les atrajo esta disciplina porque querían ayudar a la gente normal a ser más feliz, y no sólo ayudar a los enfermos mentales a ser menos miserables.” En cuanto al apoyo financiero, Seligman afirma que “nunca ha sido tan fácil para mí conseguir fondos para un proyecto académico”.

En pocos años se ha creado una red internacional con miles de miembros, y ya son unos cien los cursos universitarios que se imparten en esta nueva materia. Los psicólogos positivos han desarrollado un impresionante arsenal de herramientas metodológicas, una sólida base de datos empíricos y teorías cada vez más fundamentadas. También en España académicos como Carmelo Vazquez y Maria Dolores Avía, autores del libro Optimismo Inteligente (Alianza, 1998), o Carlos Alemany, estudioso del humor como terapia (El Valor Terapéutico del Humor, Desclee de Brouwer, 2002), contribuyen a los avances en esta disciplina. Mientras tanto el libro de Seligman La Felicidad Auténtica (Ediciones B, 2003) se ha convertido en un best-seller mundial, y en la página web del libro (www.authentichappiness.org) casi cien mil usuarios registrados participan en pruebas científicas a gran escala. “Queremos convertir el desarrollo personal en una ciencia seria y bien documentada”, afirma el autor.

El dinero y otros mitos

¿Puede el dinero comprar la felicidad? La pregunta del millón por fin tiene una respuesta científicamente validada por numerosos estudios: no. A partir de un cierto nivel mínimo de ingresos (suficientes para cubrir los requisitos básicos de la vida), los aumentos de sueldo no afectan la satisfacción general de las personas. Aunque parezca increíble, los estudios de la Psicología Positiva han descubierto que el júbilo de los ganadores de la lotería es pasajero: a los pocos meses de sus chillidos, champanes y alegrías televisadas vuelven a su anterior nivel de felicidad.

Las estadísticas más fiables revelan que la inmensa mayoría de las personas, o al menos aquellas cuyas necesidades vitales están cubiertas, afirman sentirse bastante o muy satisfechas con sus vidas, con independencia de sus ingresos económicos. En los países “desarrollados” el nivel de vida se ha disparado en los últimos 50 años, pero a lo largo de este período la media de satisfacción no ha variado en absoluto, mientras que se han multiplicado por diez los casos de depresión y han aumentado en menor medida otras patologías como la ansiedad. Países pobres como la India o Nigeria tienen índices de felicidad mayores que los de países ricos como el Japón.

Estos datos parecen indicar que el crecimiento económico y material, objetivo prioritario del modelo de progreso dominante a escala global, no se corresponde con una mejora del bienestar individual o colectivo –excepto en el caso de los países y las personas más pobres. De hecho, los científicos han descubierto la ironía de que las personas que más valoran el dinero (las más afectadas por la cultura materialista que fomenta y es fomentada por este modelo de progreso) tienden a sentirse menos satisfechas con sus vidas. En definitiva, que “España vaya bien”, y que los españoles saquemos ahora fotos de nuestros flamantes 4x4 con teléfonos móviles de última tecnología, no significa que seamos más felices que nuestros abuelos.

En general, la Psicología Positiva está comprobando que la felicidad no depende mucho de los factores externos. Se dice que la salud es lo primero, pero diversos estudios han demostrado que prácticamente no afecta el nivel de satisfacción vital. Incluso en casos extremos como las personas que se quedan parapléjicas después de un accidente, parece ser que a las pocas semanas ya predominan las emociones positivas, y que eventualmente vuelven a un nivel de satisfacción sólo ligeramente inferior al original. Otros tópicos del bienestar como la educación, el clima, el aspecto físico o el sexo de la persona resultan ser igualmente irrelevantes. Algunas circunstancias externas sí tienen relación con la felicidad, pero mínima y no necesariamente causal: el matrimonio, la fe religiosa, residir en países democráticos y ricos (en comparación con dictaduras pobres), evitar ciertos sucesos traumáticos y el tener una vida social muy intensa. En cualquier caso, es evidente que todas ellas, excepto quizás la última, son factores difíciles o imposibles de cambiar.

El secreto de la felicidad

¿De qué depende entonces la felicidad? Desafortunadamente, es cierto que una buena parte de ella, aproximadamente un 50%, es hereditaria. Sin embargo, también está comprobado que podemos afectar dónde nos situamos dentro del “rango de felicidad” que la genética nos impone. Obtener estas mejoras supone, eso sí, un cierto esfuerzo. Los placeres inmediatos y “fáciles” –las drogas, el sexo, los dulces, la victoria, la televisión— pueden contribuir momentos maravillosos a nuestras vidas (la Psicología Positiva también enseña técnicas para saborear e intensificarlos al máximo—ver recuadro). Sin embargo, no contribuyen a desarrollar una satisfacción vital duradera.

El secreto de la felicidad, al parecer, es algo que su descubridor moderno, el científico Húngaro-americano Mihalyi Czikszentmihalyi bautizo el “flujo”. Se trata de un estado natural de conciencia, un estado de “experiencia óptima” que se produce cuando conseguimos estar totalmente embebidos en la actividad que nos ocupa. Durante estos ratos nos olvidamos de los relojes e incluso dejamos de sentir el paso de las horas –para la persona que fluye, el tiempo “vuela”. La violinista durante un concierto, el marinero con sus velas y la niña que juega no analizan lo que están haciendo. Se funden con la actividad misma y pierden la conciencia de su propia identidad. Simplemente “son”.

Las situaciones que nos permiten fluir requieren un esfuerzo activo y concentrado. A diferencia de los placeres sensuales, como zamparse un cucurucho de chocolate, no se trata de consumir pasivamente sino de aplicar un conocimiento o una habilidad a un nuevo reto: una montaña que escalar, un enrevesado problema que resolver, un arriesgado discurso que pronunciar. Los efectos también son distintos. Saborear un helado en una tarde de verano inmediatamente genera una serie de sensaciones deliciosas, pero que duran sólo hasta acabarse la punta del cucurucho (o incluso antes, si la persona se ha saciado). Tras ese fugaz destello de placer, no queda nada más que un bonito recuerdo, algo de energía física y quizás alguna carie o un poco de grasa acumulada.

Por el contrario, el escalador que fluye no es consciente de ninguna emoción positiva durante su escalada. De hecho puede experimentar momentos de tensión o incluso pánico antes de llegar a la cumbre, aunque al finalizar se dará cuenta de haber disfrutado y puede sentir ganas de repetir la hazaña. Pero al afrontar ese desafío, el escalador habrá aprendido algo nuevo, habrá realizado parte de su potencial, habrá crecido. El flujo es la señal de esa conquista psicológica.

Czikszentmihalyi, cuyo equipo ha realizado un seguimiento del flujo en la vida real de miles de personas, afirma que las personas que fluyen a menudo puntúan más alto que aquellas que fluyen poco en prácticamente todas las medidas de bienestar psicológico. Además, estas personas con los años desarrollan mejores relaciones sociales y tienen más éxito en sus vidas.

Hacia una revolución espiritual

La receta para la felicidad que recomienda la Psicología Positiva es aparentemente sencilla: desarrollar las virtudes personales y aplicarlas en los distintos ámbitos de la vida para así maximizar los momentos de flujo (ver recuadro). Sin embargo, como todos sabemos, escoger el camino del crecimiento, con su esfuerzo y sus riesgos, sobre la vía del placer inmediato, no resulta siempre tan fácil en la práctica. Y menos aun en una sociedad cada vez más hedonista y comodona, que nos brinda en todo momento cincuenta canales de televisión, una infinidad de destinos turísticos y un variadísimo menú de antojos culinarios, posibilidades que podemos disfrutar sin apenas mover el trasero excepto para posarlo en uno u otro acolchado asiento. La publicidad omnipresente, que según algunos estudios nos tienta 3000 veces al día con diversos atajos hacia el placer efímero, no facilita el trabajo.

A pesar de estos obstáculos en el camino hacia la felicidad, el hecho de disponer por fin de un mapa científicamente validado representa un importante primer paso, dado que gran parte de los occidentales del siglo XXI requieren el sello oficial de la Ciencia para tomarse en serio cualquier conocimiento. La revolución de la Psicología Positiva, aun en su infancia, no sólo promete ayudar a millones de individuos a realizar su potencial, sino que supone un hito significativo hacia el profundo cambio cultural y espiritual que muchos creemos urgente para nuestra civilización. Finalmente una disciplina científica, utilizando métodos rigurosos y objetivos, comienza a dar la razón a las corrientes intelectuales que persiguen una vuelta a los valores esenciales compartidos por todas las culturas. Ojalá esta revolución académica sea sólo el preludio de una revolución más amplia y profunda del espíritu humano.


Llena tu vida de emociones positivas

Las emociones y sensaciones placenteras se dividen en aquellas que se refieren al pasado, al presente y al futuro. La Psicología Positiva recomienda las siguientes técnicas para maximizar su frecuencia e intensidad:

Satisfacción con el pasado

  • Aprende y practica el arte del perdón
  • Dedica 5 minutos cada noche, antes de acostarte, a escribir en una hoja hasta 5 aspectos o eventos de tu vida por los que te sientes agradecido/a.
  • Cada año, a principios de Enero, repasa el año precedente y evalua cada ámbito de tu vida (amor, trabajo, diversión, etc...). Trabaja el resto del año en los aspectos más flojos.

Placer en el presente

  • Regálate pequeños placeres a lo largo del día. Trata de sorprendente, o mejor aun, contagia en tu hogar o lugar de trabajo la costumbre de sorprenderse unos a otros con pequeños regalos de afecto y placer.
  • Comparte los placeres con los demás, recuérdalos con fotos mentales o reales y afina tu percepción de las sensaciones y sentimientos positivos.
  • Aprende a ser plenamente consciente de lo que te sucede mediante la meditación, el yoga u otras técnicas similares.

· De vez en cuando, dedica un día entero a disfrutar de tus cosas favoritas. Planifícalo con antelación y con todo detalle, y no dejes que el trajín habitual te distraiga de ello.

Satisfacción con el futuro

  • Combate el pesimismo aprendiendo a discutir tus propias creencias negativas contigo mismo/a.


Persigue la felicidad auténtica

La felicidad duradera requiere desarrollar y aplicar las virtudes de la persona en los distintos ámbitos de la vida: trabajo, familia, ocio y relaciones. La Psicología Positiva ha comprobado que existen seis virtudes universalmente apreciadas por toda la humanidad:

La sabiduría y el conocimiento

  • Curiosidad, amor por el saber, espíritu crítico, originalidad, inteligencia social, perspectiva

El coraje

  • Valor, tenacidad, integridad

El amor y la humanidad

  • Generosidad y amabilidad, capacidad para amar y ser amado

La justicia

  • Sentido crítico y lealtad, ecuanimidad, liderazgo

Moderación

  • Autocontrol, discreción y prudencia, humildad y modestia

Trascendencia

  • Apreciación de la belleza y la excelencia, gratitud, optimismo, espiritualidad, piedad, sentido del humor, entusiasmo

Cada persona debe descubrir su propio camino hacia la felicidad. Descubre las virtudes más características de tu propia personalidad y trata de aplicarlas siempre que puedas, a diario y en todo lugar. Puedes encontrar tus puntos fuertes realizando la prueba de Valores En Acción, en la página web www.authentichappiness.org (sólo en inglés) o en el libro La Felicidad Auténtica de Martin Seligman.

Para obtener una vida plena y llena de significado, deberás tomar un paso adicional: poner los puntos fuertes de tu perfil de virtudes al servicio de una causa superior.

Actitud Positiva ante la Vida
y su Influencia en el Éxito y la Felicidad

por José Galindo Gómez.
(Dr. en Informática por la Universidad de Granada y profesor titular en la Universidad de Málaga)

A los optimistas, por su buen ejemplo.



Introducción

La vida es el conjunto de cosas que nos pasan. Así expresado puede dar la sensación de que podemos ejercer poco control sobre esas cosas y sin embargo ese control puede ser extremadamente grande, pues podemos en gran parte elegir nuestro destino cada instante de nuestra vida. Ahora, puede el lector elegir entre seguir leyendo o no, entre hacer una cosa u otra. La vida está llena de decisiones.

Pero además de controlar esas múltiples decisiones, también podemos modificar nuestra percepción de esas "cosas que nos pasan". Decía el filósofo estoico que llegó a ser emperador romano Marco Aurelio (121-180), en su obra "Pensamientos", que "si te sientes dolido por las cosas externas, no son éstas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este juicio ahora mismo".

Por tanto, podemos modificar la primera frase para adaptarla más a la realidad: la vida es nuestro personal sentimiento de las cosas que nos pasan, estando éstas supeditadas a nuestras actitudes y decisiones. Esas actitudes, esas decisiciones y esos sentimientos hacia las cosas que nos pasan forjarán nuestro éxito en la vida Pero este éxito no sólo es medido desde el punto de vista social o profesional, sino también y principalmente desde el punto de vista personal.

En este artículo se proponen un elenco de actitudes que son una guía para alcanzar el éxito personal y la felicidad y disfrutar de nuestra breve existencia en este Mundo. También se incluye un estudio sobre la llamada "Inteligencia Emocional", su importancia y cómo aplicarla para resolver problemas de carácter general, y unas reflexiones sobre la felicidad, máximo exponente del éxito en la vida. Como conclusión de esto se enumeran un conjunto de reglas prácticas de actuación a nivel global.

Actitud ante la Vida: La Importancia del Optimismo

Partiendo de la base de que uno de los objetivos básicos de todo ser humano debería ser "construir una vida con sentido y que le permita gozar de ella", el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi (pronúnciese Cis-zen-mijáli) ha señalado que "uno de los instrumentos más importantes en esta búsqueda lo ofrece la psicología". Muchos psicólogos y filósofos han estudiado ese problema desde los tiempos más arcaicos. Recientemente, el psicólogo Daniel Goleman ha recogido muchos de esos estudios y les ha dado un empuje global muy interesante. Su libro "Inteligencia Emocional" (1995), aparte del éxito de ventas, se ha convertido en una magnífica guía para conseguir éxito en la vida, en el sentido de felicidad, no de éxito económico, aunque sus propuestas han sido utilizadas también por empresas.

La importancia del optimismo ha sido demostrada, por ejemplo, a partir de pruebas efectuadas por el psicólogo C.R. Snyder de la Universidad de Kansas, entre alumnos universitarios de Estados Unidos. En ese estudio se concluyó que el rendimiento académico universitario de un alumno depende más de la actitud de éste que de su Coeficiente Intelectual (C.I.). Así, vieron que unos buenos resultados académicos eran obtenidos más por alumnos con una actitud positiva y optimista (evaluados a través de test especiales) que por alumnos con una buena nota en el S.A.T., un test con una elevada correlación con el Coeficiente Intelectual. El S.A.T. (Scholastic Aptitude Test) es el examen de aptitud escolar que realizan los estudiantes estadounidenses que acceden a la Universidad (el equivalente a la prueba de Selectividad en España).

Según Snyder, "los estudiantes con un alto nivel de expectativas se proponen objetivos elevados y saben lo que deben hacer para alcanzarlos. El único factor responsable del distinto rendimiento académico de estudiantes con similar aptitud intelectual parece ser su nivel de expectativas".

Goleman añade que el optimismo y la esperanza impiden caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. Los pesimistas consideran que los contratiempos constituyen algo irremediable y reaccionan ante la adversidad asumiendo que no hay nada que ellos puedan hacer para que las cosas salgan mejor y, por tanto, no hacen nada para cambiar el problema. Los pesimistas y pusilánimes deberían tener en cuenta que esa actitud no es algo con lo que se nace y por lo que no se puede hacer nada, sino que es una actitud que podemos cambiar a cualquier edad. Uno mismo es responsable de sus propias actitudes y, aunque puede no ser fácil, pueden cambiarse y uno debe estar siempre dispuesto a mejorarse a sí mismo.

Goleman lo sintetiza de la siguiente forma: "Es la combinación entre talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito". Esta última actitud es básica en lo que llama "inteligencia emocional" que, resumiendo, la define como la "capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y, por último --pero no, por ello menos importante--, la capacidad de empatizar y confiar en los demás". La empatía, según la Real Academia Española es la "participación afectiva, y por lo común emotiva, de un sujeto en una realidad ajena." En general se entiende que esa "realidad ajena" son los sentimientos de las demás personas.

La actitud de saber "diferir las gratificaciones" ha demostrado ser también muy importante, pues invoca la capacidad de saber que para conseguir ciertos éxitos hay que saber esperar y trabajar por ellos. Es un error buscar sólo las gratificaciones inmediatas o a corto plazo. En varios experimentos efectuados sobre niños se ha demostrado que aquellos con mayor capacidad para diferir las gratificaciones conseguían mayores éxitos en sus vidas adultas, mientras que el otro grupo era más propenso a tener una vida desordenada (delincuencia, drogas, insatisfacción...).

Goleman alude a la educación como algo fundamental en la formación de la inteligencia emocional indicando que "si nos tomamos la molestia de educarles, nuestros hijos pueden aprender a desarrollar habilidades emocionales fundamentales". De hecho, cada vez es más frecuente encontrar colegios que impartan clases de control emocional a sus alumnos, aunque por desgracia, esto es aún demasiado extraño.

Como se demuestra en ese libro ya nadie duda de los efectos positivos del optimismo y el buen humor sobre la salud en general y sobre nuestra felicidad. Hablaremos más adelante algo más sobre la felicidad.

La Inteligencia Emocional y la Resolución de Problemas

Los principios de la "Inteligencia Emocional" pueden sintetizarse en los siguientes cinco puntos, dados por los psicólogos estadounidenses Elias, Tobias y Friedlander:
  1. Sea consciente de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás.
  2. Muestre empatía y comprenda los puntos de vista de los demás.
  3. Haga frente de forma positiva a los impulsos emocionales y de conducta y regúlelos.
  4. Plantéese objetivos positivos y trace planes para alcanzarlos.
  5. Utilice las dotes sociales positivas a la hora de relacionarse.

El primer punto es quizás el más importante. Se basa en ser consciente de lo que sentimos y de buscar el porqué de ese sentimiento. De hecho, como dicen esos autores, "muchos niños que tienen problemas de conducta también los tienen a la hora de calificar adecuadamente sus sentimientos: Confunden enfadado con furioso, irritado con triste, orgulloso con satisfecho, y muchos otros". Aunque su enfoque es la infancia, el mensaje se puede extrapolar a cualquier edad.

Estos autores proponen un método para la resolución de problemas basándose en la Inteligencia Emocional. Su método, lógicamente, no es infalible, pero ayuda a plantearnos el problema de forma consciente y seria y quizás lo más importante es que nos prepara para abordar su solución, evitando caer en la apatía de pensar que su solución es inabarcable.

Este método, llamado STOPP SPA por las siglas de los 8 pasos que lo componen, puede aplicarse a todos los problemas de la vida, sus contratiempos, nuestras inquietudes y nuestras preocupaciones. También puede verse como un método para la consecución de todo tipo de objetivos en la vida. A continuación exponemos los 8 pasos de STOPP SPA, junto con una serie de preguntas que ayudan a aplicarlos:

  1. Los Sentimientos me estimulan a actuar con la debida reflexión: Es importante conocer y pensar en nuestros sentimientos, para reconocer el problema realmente. Esos sentimientos no deben ser el final del proceso del problema, sino el principio para detectar la existencia del problema y empezar a pensar en su planteamiento para su resolución. Preguntas: ¿Cómo te sientes? ¿Qué sentimientos experimentas? ¿Cómo crees que se siente el otro o los otros afectados?
  2. Tengo un problema: Admitir que el problema existe, independientemente de quien sea el culpable. Si el problema existe, seguro que hay algo que puede hacerse para resolverlo o mitigar sus efectos negativos. No ayuda a su resolución ignorar el problema o centrarnos en los sentimientos negativos hacia el problema o hacia el culpable. Preguntas: ¿Qué pasó exactamente? ¿Qué pasó antes? ¿y después? ¿Qué hiciste? ¿Cuál es el origen del problema?
  3. Mis Objetivos me proporcionan una guía: Plantearse los objetivos es algo de vital importancia (insistiremos en esto más adelante). Consiste en conocer clara y explícitamente qué es lo que queremos. Los objetivos deben ser razonables y debemos tener paciencia para conseguirlos (recuerde lo de "diferir las gratificaciones"). No podrán conseguirse todos ellos rápidamente. En este punto, hacer una lista por escrito de nuestros objetivos resulta de gran ayuda. Preguntas: ¿Qué te habría gustado que sucediera? ¿Qué te gustaría que sucediera ahora? ¿Cuáles son tus objetivos?
  4. Pienso en qué cosas puedo hacer: Buscar todas las posibles acciones que puedan servir para conseguir los objetivos. Cuantas más soluciones potenciales se tengan, mejor, pues como dicen ellos mismos "la vida es compleja, y rara vez existe una respuesta clara y concisa a un problema determinado". Preguntas: ¿Qué has pensado que puedes hacer? ¿Puedes hacer más cosas?
  5. Preveo el resultado: Este punto puede hacerse a la vez que el anterior. Para cada acción debe pensarse también sus consecuencias, para así estar en mejor disposición de ejecutar el punto siguiente. Preguntas: ¿Intenta ver qué pasaría si haces lo que has pensado? ¿Qué podría pasar? ¿Qué podrían hacer los demás involucrados?
  6. Selecciono la mejor opción. Preguntas: De las acciones pensadas, ¿Cuál es la mejor para aplicarla primero? ¿Cuál crees que te llevará a conseguir el objetivo deseado?
  7. Planeo cómo proceder, me anticipo a los escollos, practico y persevero: Una vez determinadas las acciones a efectuar, conviene planificarlas, ensayarlas (si procede), pensar como solucionar posibles errores que puedan ocurrir y, ante todo no rendirse si las cosas no salen como nos gustaría. Preguntas: ¿Cómo vas a ejecutar la acción elegida? ¿Que harás si las cosas no salen como tú esperas? ¿Qué posibles inconvenientes o trabas puedes encontrar?
  8. Advierto qué ha sucedido, y ahora ¿qué?: Este último punto es el que evalúa los resultados de nuestro plan. Nada garantiza su éxito, pero del fracaso deben obtenerse conclusiones interesantes, para volver a empezar un nuevo STOPP SPA.
Otro aspecto a favor del plan STOPP SPA, es que nos obliga a detenernos a pensar un problema, evitando que nos dejemos llevar por la presión del momento (ira, incertidumbre, nerviosismo, frustración, miedo...).

La Experiencia Autotélica: Psicología de la Felicidad

Sobre la felicidad, nos parece importante añadir lo que dice el catedrático de psiquiatría granadino, Enrique Rojas Montes, en "El hombre light" (1992): "La felicidad es la máxima aspiración del hombre, hacia la que apuntan todos los vectores de su conducta, pero si queremos conseguirla, debemos buscarla. Además, la felicidad no supone un hallazgo al final de la existencia, sino a través de su recorrido".

También el filósofo estoico frigio Epicteto (50-130 d.C.) decía que "No depende de nosotros el ser ricos, pero sí el ser felices. Además, las riquezas no son siempre un bien, porque suelen ser poco duraderas. En cambio, la felicidad que proviene de la sabiduría perdura siempre".

Otra máxima importante es la definición dada por el dramaturgo español Antonio Gala (1937-): "La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante".

Un estudio muy actual, completo y práctico lo podemos encontrar en la obra "Fluir (Flow): Una Psicología de la Felicidad", donde el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi estudia el estado que denomina de "flujo" (flow). En síntesis, el flujo es un estado de felicidad cuando realizamos alguna tarea, de forma que podemos mantener una concentración especial disfrutando de la tarea que realizamos, teniendo total orden en lo que llama "energía psíquica" y controlando la situación. Es una experiencia "autotélica" (del griego auto, en sí mismo, y telos, finalidad), por cuanto la finalidad de la misma es ella misma. O sea, el disfrute se obtiene al realizar la tarea y no sólo al conseguir terminarla. Es algo similar a lo que suponemos que pasará a un pintor cuando pinta o a un músico cuando ejerce su actividad.

En cierta forma muchas de nuestras experiencias diarias (esperar, andar, estudiar...) pueden acercarse a una experiencia autotélica, aunque, naturalmente a veces no es fácil, pero sólo intentarlo puede mejorar en mucho dicha experiencia. Es, en suma, un estilo de vida. Algo nada novedoso, pues hace más de 2.300 años en las escrituras del erudito taoísta chino Chuang Tzu (c.369-c.286 a.C.) aparece el concepto de yu, una forma de seguir el camino (Tao), sin preocuparse por las gratificaciones externas.

Según Csikszentmihalyi el estado de flujo se encuentra cuando la tarea encuentra un punto adecuado entre las habilidades que requiere y los desafíos que muestra al sujeto. De esta forma, si la tarea es demasiado simple para nuestras habilidades genera aburrimiento (alienación, desde un punto de vista social y más grave). Inversamente, si la tarea es demasiado compleja y presenta un desafío demasiado grande para nuestras habilidades, puede generarse ansiedad (anomia, según el término que el sociólogo francés Émile Durkheim daba a una sociedad con normas de comportamiento confusas). Es importante destacar que los desafíos importantes no son los que realmente se presentan, sino aquellos de los que la persona sea consciente de ellos. Igualmente, no son las habilidades que realmente poseemos lo que determina nuestros sentimientos, sino las que nosotros pensamos que poseemos o que queremos adquirir.

En conformidad con lo que decía el emperador Marco Aurelio, Csikszentmihalyi afirma que "una persona puede hacerse a sí misma feliz o miserable independientemente de lo que esté realmente sucediendo «fuera», tan solo cambiando los contenidos de su conciencia. Todos conocemos individuos que pueden transformar situaciones desesperadas en desafíos que superar, simplemente por la fuerza de su personalidad. Esta capacidad de perseverar a pesar de los obstáculos y retrocesos es la cualidad que la gente más admira en los demás y con justicia, porque es probablemente el rasgo más importante, no sólo para tener éxito en la vida, sino también para disfrutarla".

La aplicación de todo esto no es algo que se hace una vez en la vida y nos olvidamos del tema, sino que es un continuo reto. Con un poco de práctica e interés no es excesivamente difícil conseguir un estilo de vida más sano emocionalmente y que nos llevará a mayores éxitos personales e incluso profesionales.

Para ello, hemos sintetizado cinco reglas prácticas, a partir de las ideas de Csikszentmihalyi:

1. Conocer Nuestros Objetivos, Buscar su Coherencia y Medir Nuestros Progresos

En primer lugar se trata de ponerse metas asequibles y aumentar progresivamente nuestros desafíos, porque "los desafíos de la actividad son los que nos fuerzan a concentrarnos" y la concentración es importante para el disfrute. Una personalidad autotélica será capaz de establecerse sus propias metas, intentando evitar más influencia externa de la deseada (debido a necesidades biológicas, convenciones sociales...).

Por ejemplo, para un estudiante debería ser una meta intentar disfrutar aprendiendo y, para eso es necesario comenzar el estudio a un nivel asequible y aumentar la complejidad progresivamente.

Tener claras nuestras metas y nuestros deseos es fundamental para disfrutar de la vida, pues "quien sabe cuáles son sus deseos y trabaja con el propósito de lograrlos es una persona cuyos sentimientos, pensamientos y acciones son congruentes entre sí y, por lo tanto, es una persona que ha logrado la armonía interior".

Por supuesto, las metas pueden cambiarse, pero si se cambian las metas en cuanto se encuentran los primeros obstáculos se puede pagar el precio de encontrar una vida cómoda, pero vacía y sin significado.

Lógicamente las metas deben elegirse cuidadosamente evitando que exista contradicción entre ellas, de forma que entre ellas uno mismo construya su propio "proyecto" de vida, con el significado que han usado diversos filósofos y escritores como el francés Jean-Paul Sartre (1905-1980). El escritor brasileño Paulo Coelho, en su novela "El Alquimista" (1988), lo llama la "Leyenda Personal" y de ahí extraemos la siguiente cita: "Todas las personas, al comienzo de su juventud, saben cuál es su Leyenda Personal. En ese momento de la vida todo se ve claro, todo es posible, y ellas no tienen miedo de soñar y desear todo aquello que les gustaría hacer en sus vidas. No obstante, a medida que el tiempo va pasando, una misteriosa fuerza trata de convencerlas de que es imposible realizar la Leyenda Personal. (...) El Amor nunca impide a un hombre seguir su Leyenda Personal. (...) Desgraciadamente, pocos siguen el camino que les ha sido trazado, y que es el camino de la Leyenda Personal y de la felicidad. Consideran el mundo como algo amenazador y, justamente por eso, el mundo se convierte en algo amenazador".

Observar y medir nuestro progreso es importante porque nos indica si debemos seguir con nuestros planes o modificarlos.

Que la vida no sea sólo el conjunto de cosas que nos pasan, sino también un conjunto de cosas que queremos que nos pasen.

2. Contra el Fracaso, la Perseverancia

Por supuesto, es necesario querer y estar dispuesto a "perseverar a pesar de los obstáculos" y tener claro que "el disfrute no depende de lo que usted hace, sino de cómo lo hace", porque la forma de hacer algo puede mantenernos concentrados disfrutando o mantenernos aburridos o desesperados.

Uno debe concentrarse en la actividad que esté realizando, ya sea estudiar, asistir a clase o fregar los platos. Ciertamente, puede resultar difícil mantener la concentración en una actividad concreta durante todo el tiempo, pero eso es muy importante, como ejercicio, para poder disfrutar con tal actividad. Por supuesto, la concentración es más valiosa e importante en unas actividades que en otras. Por desgracia, el éxito de la televisión es que podemos verla sin necesidad de excesiva concentración debido a programas basura, contenidos absurdos y argumentos simplistas. Otras veces, la concentración es desviada por cierta obsesión con la imagen que transmitimos a los demás.

3. ¡Los Contratiempos son Desafíos!

Transformar la adversidad en un desafío que pueda proporcionarnos disfrute. Csikszentmihalyi ve esta característica como la virtud "más útil, más necesaria para la supervivencia y con más probabilidades de mejorar la calidad de vida". De ahí que muchos parapléjicos o ciegos por accidente mencionen su accidente como una experiencia positiva, pues les brindó la oportunidad de enfrentarse a desafíos importantes, mientras que en sus vidas anteriores los desafíos eran escasos y simples para sus habilidades. Por supuesto, todos podemos encontrar desafíos interesantes, sin necesidad de accidentes. Hay que buscarlos.

4. Somos Parte de un Mundo que NO nos Pertenece

Existen cualidades muy importantes que deben practicarse, como son la autoconfianza sin egoísmo y la humildad, porque los que consiguen ese disfrute en sus desafíos no destinan sus energías "a dominar su entorno, sino a encontrar una manera armoniosa de funcionar dentro de él".

Esto nos lleva a la conclusión de que es mejor no buscar los propios intereses exclusivamente sino estar dispuesto a implicarse en el sistema y pensar en el sistema global. Esta visión global es especialmente importante para políticos y directivos de empresas, pero también para todos, pues nuestros actos influyen en la sociedad.

Esto no es un modo de pensar, sino una filosofía de vida, de forma similar a como muchas culturas han visto su relación con el entorno y la Naturaleza. Por ejemplo, muchas tribus de indios americanos sabían respetar su entorno y tomar de él sólo aquello que estrictamente les era necesario. Al llegar los ingleses, sus abusos (caza indiscriminada de bisontes y otras especies, tala de árboles, apropiación de tierras...) pusieron en peligro su existencia y llevaron a muchas de estas tribus a su total extinción.

Por tanto, ese "sistema global" debe incluir también las situaciones sociales, políticas, económicas, medio ambientales... de forma que se piensen las consecuencias globales de nuestros actos.

5. Contra los Obstáculos, Soluciones Alternativas

No frustrarse ante el fracaso o la adversidad. Ante esto, es frecuente centrar la atención en los obstáculos que impiden nuestras metas. Es indudablemente mejor tener amplitud de miras para descubrir soluciones alternativas que, aunque sean peores de lo que uno quisiera, seguro que son mejores que hundirse bajo esos obstáculos. Con el tiempo, es muy probable descubrir que tales obstáculos no eran tan grandes.

Hay que tener amplitud de miras para descubrir nuevas soluciones y amplitud de miras para dar al problema la importancia relativa que tenga.

Conclusiones

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, a partir de ahora cada contratiempo será una oportunidad maravillosa para convertirlo en un desafío para el que buscar soluciones alternativas al enfado y la frustración.

Quizás lo más interesante es aplicarlo en el trabajo diario para conseguir hacer de él una experiencia autotélica gratificante, que cualquier trabajo ofrece, aunque a primera vista uno no pueda comprenderlo. Se trata de cambiar nuestra forma de ver el trabajo, de ver los desafíos que nos ofrece cada día, de ver claramente nuestras metas y también de poder evaluar los resultados (retroalimentación). Por supuesto, hay trabajos más propicios para eso, y por ello, no sólo es importante cambiar nuestra forma de ver el trabajo sino también puede ayudar cambiar el trabajo en sí mismo para que cumpla esas características.

No debemos concluir que relativizar los problemas tiene sólo consecuencias positivas. Los problemas deben afrontarse buscando las mejores soluciones, pero eso no indica que debamos sufrir mientras el problema exista, pues, en la mayoría de los casos ese sufrimiento no sólo no conduce a la mejor solución, sino que impide llegar a ella.



Más información:

  1. Paulo Coelho. "El Alquimista", 1988.
  2. Mihaly Csikszentmihalyi. "Flow: The Psychology of Optimal Experience" ("Fluir (Flow): Una Psicología de la Felicidad"), 1990.
  3. M.J. Elias, S.E. Tobias, B.S. Friedlander. "Emotionally Intelligent Parenting" ("Educar con Inteligencia Emocional"), 1999.
  4. Daniel Goleman. "Emotional Intelligence" ("Inteligencia Emocional"), 1995.
  5. Enrique Rojas Montes. "El hombre light", 1992.
  6. Jean-Paul Sartre. "Beeing and Nothingness" ("El Ser y la Nada"), 1956.
  7. "Inteligencia Emocional. La Inteligencia del Nuevo Milenio".
  8. "Inteligencia Emocional: Sensatez y Sentimientos".
  9. "Calidad de Vida".
Nuestra mente está siempre buscando una felicidad que tenga permanencia, algo que perdure, que continúe. Y ocurre que el deseo mismo de continuidad es corrupción.

Sunday, January 08, 2006




Diez Recetas para Ser Feliz

¿Cómo podría definir en términos positivos la felicidad?

Ese concepto, abstracto hasta la médula, es imposible de ser descrito directamente. Para hacerlo tengo que dar un rodeo por su sombra. Vaya entonces la definición: "Felicidad es estar cada día menos angustiado".

Para lo cual puedo intentar dar algunos consejos sin ser tachado de iluso.

1. Cuando dudes de actuar, siempre entre "hacer" y "no hacer" escoge hacer. Si te equivocas tendrás al menos la experiencia.

2. Escucha más a tu intuición que a tu razón. Las palabras forjan la realidad pero no la son.

3. Realiza algún sueño infantil. Por ejemplo: si querías jugar y te hicieron adulto antes de tiempo, ahorra unos 500 euros y ve a jugarlos a un casino hasta que los pierdas. Si ganas, sigue jugando. Si sigues ganando, aunque sean millones, sigue hasta que los pierdas. No se trata de ganar sino de jugar sin finalidad.

4. No hay alivio mas grande que comenzar a ser lo que se es. Desde la infancia nos endilgan destinos ajenos. No estamos en el mundo para realizar los sueños de nuestros padres, sino los propios. Si eres cantante y no abogado como tu padre, abandona la carrera de leyes y graba tu disco.

5. Hoy mismo deja de criticar tu cuerpo. Aceptalo tal cual es sin preocuparte de la mirada ajena. No te aman porque eres bella. Eres bella porque te aman.

6. Una vez por semana, enseña gratis a los otros lo poco o mucho que sabes. Lo que les das, te lo das. Lo que no les das, te lo quitas.

7. Busca todos los días en el diario una noticia positiva. Es difícil encontrarla. Pero, en medio de los acontecimientos nefastos, siempre, de manera casi imperceptible, hay una. Que se descubrió una nueva raza de pájaros; que los cometas transportan vida; que un nene cayó desde un quinto piso sin dañarse; que la hija de un presidente intento suicidarse en el océano y fue salvada por un obrero del cual se enamoró y se casaron; que los jóvenes poetas chilenos bombardearon con 300.000 poemas, desde un helicóptero, a La Moneda, donde fue eliminado Allende, etc.

8. Si tus padres abusaron de ti cuando pequeño/a, confrontate calmadamente con ellos, en un lugar neutro que no sea su territorio, desarrollando cuatro aspectos: 'Esto es lo que me hicieron. Esto es lo que yo sentí. Esto es lo que por causa de aquello ahora sufro. Y esta es la reparación que pido'. El perdón sin reparación no sirve.

9. Aunque tengas una familia numerosa, otórgate un territorio personal donde nadie pueda entrar sin tu permiso.

10. Cesa de definirte: concédete todas las posibilidades de ser, cambia de caminos cuantas veces te sea necesario.

Alejandro Jodorowsky

Una ecuación con resultados a veces inesperados.

Psicólogos británicos afirman que han deducido una fórmula para medir uno de los grandes misterios de la humanidad: la felicidad.

La ecuación incluye varios parámetros como el bienestar, el amor y el incentivo laboral, y se expresa así:

Felicidad = P + (5xE) + (3xN)

La variable "P" representa las características personales, incluyendo filosofía de vida, capacidad de adaptación y resistencia.

"E", la variable más importante ya que se multiplica por un factor de cinco, representa la "existencia", que abarca la salud, estabilidad financiera y amistades.

Finalmente, "N", que vale por tres, representa las "necesidades prioritarias", y cubre la auto-estima, las expectativas que tenemos de nuestra vida, la ambición y el sentido del humor.

La fórmula, que a primera vista suena muy complicada, fue elaborada por un equipo de psicólogos encabezado por Pete Cohen, a partir de mil entrevistas con un amplio espectro de personas.

Puntaje

Al terminar el cuestionario, se obtiene un puntaje con un máximo de 100. Cuanto mayor el número, más cerca de la felicidad está.

Pete Cohen sugirió la fórmula.

"Es posible que mucha gente no sepa qué es exactamente la felicidad", afirma Cohen.

"Algunos la asocian sólo con aspectos materiales, como tener mucho dinero, un auto último modelo o una regia mansión. Pero hay quienes tienen todo esto, y son los seres más infelices de la Tierra", agrega el especialista.

Otro hallazgo -muchos dirán para nada novedoso- es que el concepto de felicidad varía notablemente entre el hombre y la mujer.

Por ejemplo, cuatro de cada diez hombres señalaron que practicar el sexo con frecuencia los hacía felices, y tres de diez mencionó el triunfo de su equipo deportivo favorito como el súmmum de satisfacción.

Resultados

Las preguntas formuladas más arriba deben responderse en una escala del 1 (mínimo) al 10 (máximo)

P: la suma de los puntajes de las respuestas 1 y 2

E: puntaje de la respuesta 3

N: puntaje de la respuesta 4

En cambio, siete de cada diez mujeres mencionaron tener una familia como motivo de máxima felicidad. Asimismo, una de cada cuatro agregó como motivo satisfactorio el hecho de bajar de peso.

El romance obtuvo más puntaje entre los hombres que entre las mujeres. La misma tendencia se registró en relación con un aumento de sueldo y con la práctica de una afición favorita.

El clima soleado (algo poco usual en las islas británicas) obtuvo más puntaje entre las mujeres.

Luego de todo este preámbulo, le invitamos a probar la fórmula de la felicidad.

Más allá del resultado, los ideólogos de la ecuación dejan este corolario: "Hay que disfrutar cada momento de nuestra vida, porque es demasiado corta".

"Desarrolle su propio concepto de felicidad y no se sumerja en el mundo que le venden los comerciales y la publicidad mundial. En nuestro estudio encontramos que la felicidad se encuentra en la familia y los amigos y no en objetos ni en sueños inalcanzables". "Tenemos la información pero no queremos usarla, preferimos imaginarnos un mundo de ensueño a que alguien venga a arruinarnos nuestras vacaciones de ensueño. Sin embargo, mantener nuestras expectativas en un nivel medio y razonable evitará serias desilusiones. "La felicidad es lo que nos hace sentir bien y para eso no hay que irse a París, un simple baño de agua caliente escuchando tu canción favorita puede ser un momento de felicidad extrema" "Hemos notado que cuando una persona quiere algo que piensa lo va a hacer feliz, para nombrar dos ejemplos, unas vacaciones en Grecia o conquistar al chico alto y moreno que conoció en el gimnasio, suele buscar información o imaginar lo que podría ser en vez de consultarlo con personas similares que han estado en la misma situación. Si tiene un amigo, o alguien de su misma edad y de gustos similares que visitó Grecia, pregúntele sobre su experiencia, así irá mejor preparado y no tendrá expectativas difíciles de llenar". "Toda mi vida pensé que el matrimonio me traería la felicidad. Nunca soñaba con una pareja específica sino en el hecho de formar un hogar y tener hijos y todo eso. Quizás por crearme expectativas tan altas es que no logré ser feliz en mi matrimonio", expresa Teresa de 56 años. "Nunca pensé que lo que más me haría feliz en la vida resultaría ¡ser abuela!", exclama aún sorprendida. Y es que la felicidad muchas veces nos toma de sorpresa. "Encontramos que las personas sanas utilizan recursos de adaptación para explicarse lo ocurrido y encontrar el lado positivo a las cosas, es lo que conocemos como racionalización. Es nuestra arma y nos saca de los momentos más duros. La gente tiende a ver las cosas diferentes al notar que no ha conseguido lo que quería. La chica sale con el moreno del gimnasio y se enamora pero él la abandona por otra, entre lágrimas encontrará consuelo en excusas, pero si le hubiera preguntado a cualquier otra chica, tal vez no hubiera salido con un conocido mujeriego",¿Cuál es su definición de la felicidad? ¿Qué lo hace feliz y por cuánto tiempo? Preguntas como éstas han acompañado al ser humano por milenios. Lo cierto es que creemos saber qué es la felicidad pero nos resulta difícil buscarle una definición que resuelva el dilema para todos. Además, muchas veces pensamos que algo nos va a satisfacer plenamente, sin embargo, una vez lo obtenemos, nos damos cuenta que tampoco nos hace feliz, o por lo menos, no todo el tiempo.

Un grupo de científicos de la Universidad de Harvard ha tratado de responder algunas preguntas sobre la felicidad, pero el primer paso ha sido intentar definirla.
"Debemos entender que no ser feliz siempre es la regla, la norma. Nadie es feliz todo el tiempo, no es algo que sea natural en el humano así que no lo debemos ver como un problema que tenemos que resolver. El ser humano trata de llegar a un estado de comodidad y de paz, pero allí tampoco encuentran la felicidad", expresó el psicólogo de la universidad y director del estudio, el doctor Daniel Gilbert.

Dale Carnegie asegura en su libro que usted puede lograr en diez días más felicidad, dicha y prosperidad, interesándose por otras personas, que en diez años esperando a que los demás se interesen en usted.

Arturo decidió aplicar esto. Sentía que llenaría un vacío en su vida. Y decidió aplicarlo con su suegra. Sí, Doña María sería su conejillo de indias. Aquella noche, durante la cena, empezó a hacerle preguntas diversas. ¿Se acuerda, Doña María, como eran las carreteras hace algunos años? ¿Qué tal eran los periódicos cuando usted iba a la escuela? ¿Qué tal era Marielos como estudiante en la primaria?

Al principio se mostró sorprendida, pero enseguida, halagada. Empezó a relatar algunas anécdotas verdaderamente interesantes. Los nietos, boquiabiertos, las disfrutaron enormemente. Y hasta él, tan escéptico, las encontró fascinantes.

Una noche invitó unos amigos a tomar una taza de café en casa. Cuando llegaron llamó a Doña María y la presentó con ellos. Ella se sintió importante como él mencionó que era “el ángel de la guarda de su hogar”. Y resultó que uno de los amigos había conocido a Doña María antes. Su madre, dijo, también la conocía. Y al calor de la plática resultó que habían sido vecinos tiempo atrás. Y recordaron muchas cosas. Y el amigo prometió que traería a su madre la siguiente semana para conversar.

Arturo vio detenidamente el rostro de su suegra. Estaba sonriente, intensamente sonriente. Y los ojos le brillaban con lágrimas de felicidad contenida.

Al despedir a los amigos, Arturo y Marielos salieron a la puerta. Era tarde y los niños estaban ya acostados. Doña María apagaba las luces de la casa. Arturo sintió el brazo de Marielos por su cintura. El pasó a su vez el suyo por los hombros de su esposa.

Ella lo miró y dijo: ``Gracias Arturo, gracias por tratar a mi madre así. Ahora soy completamente feliz. Sé que nunca la trataste mal, ¡pero qué maravilloso es verte mostrar un genuino interés en ella’’. Arturo echó una mirada al estante de los libros y vio el libro del que sacó la idea. Y pensó que la gran lección es que la aplicación de sencillas reglas llenas de sentido común, producen felicidad. Sí, se dijo para él mismo, Dale Carnegie le enseñó una fórmula para producir felicidad.

En resumen, las dos principales cosas que hay que hacer para ser feliz son comunicarse con los demás y llevar una vida sana desde el punto de vista mental y físico. En estos diez puntos se cubre el estado físico de la persona y su relación con el trabajo, otras personas y la comunidad. En resumen, la receta para la felicidad consiste en hallar, para cada persona, los mecanismos que permiten reparar su capacidad para conectarse consigo misma y con los demás.

De forma detallada, las actividades que mayor satisfacción ofrecen, son:

1. Plantar algo y mantenerlo vivo

2. Sonreir o hablar con extraños

3. Llamar a un amigo que hace tiempo que no ves y organizar una cita con él

4. Reducir a la mitad el tiempo frente a la televisión (y el ordenador)

5. Recordar cada día cinco cosas positivas de la vida

6. Salir a caminar

7. Hablar durante más tiempo con los seres queridos, con tu pareja

8. Mantener la esperanza

9. Echar cada día una buena carcajada y mímate con algo, disfrutándolo

10. Realizar ejercicios, al menos, media hora al día y tres veces por semana

Una vida feliz! Qué no haríamos por conseguirla...

Stefan Klein propone una exploración extraordinaria, un viaje en busca de un descubrimiento sin precedentes: la ciencia de una vida mejor. En este libro, las investigaciones más recientes de filósofos, psicólogos, médicos, neurofisiólogos y etólogos, están expuestas de forma asequible para ofrecernos las pautas científicamente fundadas de lo que puede ser una existencia feliz. La fórmula de la felicidad es un reportaje fascinante qué indaga en por qué deseamos ser felices y que demuestra que ser feliz no es exactamente lo contrario de ser infeliz. ¡Una guía práctica para alcanzar la felicidad!

-------------------------------------------- coaching para padres